Adquirir una vivienda en mal estado a priori puede parecer una idea poco recomendable. No obstante, lo cierto es que puede ser una buena estrategia de inversión. Las viviendas que son susceptibles de reforma tienen un gran potencial porque, en primer lugar, tienden a tener precios de venta muchos más reducidos. Esta variable nos permite aprovechar algunas oportunidades que en un futuro pueden convertirse en una importante fuente de beneficios.
Frente a los inmuebles de obra nueva, las casas que poseen cierta antigüedad o carencias proporcionan una mayor comodidad financiera al futuro propietario. Una vez que se ha adquirido es posible iniciar un proceso de perfeccionamiento a largo plazo, mediante una empresa de reformas, que acabe convirtiéndola en un inmueble de ensueño y adaptado completamente a las expectativas del comprador.
Una de las grandes oportunidades de inversión reside en que, a menudo, los vendedores de estas propiedades están más abiertos a la negociación. Tienden a ser más flexibles a la hora de establecer un precio final de venta por lo que el comprador tiene acceso a una reducción adicional que, en el mercado de primera mano, seria sencillamente inexistente.
¿Te gustaría adquirir una vivienda en una zona que posea una plusvalía elevada? En ese caso, lo más probable es que los precios se salgan fuera de tu presupuesto límite. Sin embargo, si decides adquirir una casa que, a primera vista, se encuentra en malas condiciones, puedes obtener un importante beneficio económico de forma indirecta. ¿La razón? Lo más probable es que una vez que hayas implementado las mejoras pertinentes, con toda seguridad su precio de mercado se habrá incrementado. En muchos casos, hasta sobrepasar el doble del precio de adquisición.
Si estas ventajas han despertado tu curiosidad por esta alternativa de inversión, es importante que tengas en cuenta que deberás hacer uso de algunos recursos para garantizar la idoneidad de decisión de compra. En primer lugar, puedes contratar a un equipo de profesionales especializados que valoren si, efectivamente, el inmueble sería habitable tras un proceso de reforma integral adaptado a tus posibilidades. Procura que esté integrado por, al menos, un arquitecto, un ingeniero y un profesional especializado en el segmento de las reformas de viviendas.
Ten en cuenta que será fundamental que conozcas con tanta precisión como sea posible el estado en el que se encuentra su estructura interna y su estructura externa pues, obviar un análisis riguroso puede evitar que identifiques riesgos ocultos como tuberías oxidadas o, por ejemplo, madera podrida.
En cualquier caso, prácticamente todas las casas pueden ser adaptadas para una segunda vida. Rodearte de un equipo de expertos en la materia te ayudará a tener una aproximación sobre el grado de inversión que requerirá una restauración integral o parcial de calidad (de acuerdo a las características del inmueble y tus expectativas de mejoras).
Asumir el reto de dar vida a una vivienda antigua o en mal estado puede ser una experiencia realmente estimulante. No sólo porque este tipo de entornos ofrecen infinidad de posibilidades creativas y funcionales. También porque el propietario puede adquirir el control absoluto sobre el estado y la apariencia final que adquirirá la vivienda, algo que, en definitiva le dará la oportunidad de crear el hogar de sus sueños.
Las casas de obra nueva o aquellas que se encuentran en perfecto estado no ofrecen tanta libertad porque, en general, no tienden a ofrecer el mismo margen de beneficio. Su precio de venta tiende a ser más elevado de modo que el propietario no suele contar con el mismo margen presupuestario que el que le proporcionan las casas susceptibles de mejora. ¿Has identificado algún inmueble ubicado en un lugar estratégico y que un interesante potencial de beneficios? Haz números y rodéate de un equipo de expertos. El resultado puede ser sorprendente.